Gran parte de la sociedad es consciente de que el abuso de comida rápida y las dietas desequilibradas afectan negativamente a la salud, pudiendo generar problemas como obesidad, colesterol o diabetes. Lo que no es tan habitual es que las personas conozcan los efectos negativos que una mala alimentación puede tener en el cabello, favoreciendo su caída.
El pelo forma parte de una estructura viva como es el folículo piloso, y por tanto necesita una buena nutrición. Una prueba de ello es el proceso que se produce en niños que sufren malnutrición, al cesarse la actividad de los folículos capilares y el consiguiente freno en el crecimiento de su cabello.
La inclusión en la dieta de alimentos cuyas propiedades nutren los folículos pilosos ayuda a fortalecer el cabello y prevenir su debilitamiento. Es recomendable llevar una dieta sana y equilibrada, con presencia de alimentos que contengan proteínas y vitaminas del grupo B. Carne, pescado, cereales integrales, huevos, la leche, hígado de pollo, levadura de cerveza o germen de trigo son algunos de los alimentos que contienen vitaminas de este grupo.
El hierro también juega un papel importante en la salud del cabello, ya que la carencia del mismo (anemia ferropénica) puede favorecer la caída del pelo. Algunos de los alimentos que tienen un gran aporte de hierro son las almejas, los mejillones, las espinacas, las acelgas, los pistachos o el hígado. Pero el hierro no es el único mineral beneficioso para la salud capilar. El consumo de alimentos ricos en zinc, calcio, cobre o sílice también aporta beneficios para el cabello.
En definitiva, una alimentación sana no es suficiente para resolver problemas de pérdida de cabello. Sin embargo, una dieta desequilibrada puede tener efectos negativos y favorecer la caída del pelo, al privarlo de nutrientes que ayudan a mantenerlo fuerte y saludable.