La relación entre el estado de salud de una persona y el estado de su pelo es mayor de lo que muchos creen. Por ello, queremos abordar este asunto y profundizar en la sensibilidad del pelo en relación a todo lo que estamos viviendo y cómo lo estamos viviendo.
Pelo y enfermedades
Cuando nuestro organismo enferma, nuestro pelo se hace reflejo de dichas dolencias, sufre, se deteriora y, en muchos casos, muere. Cuando estamos estresados, nuestro pelo se hace reflejo y también sufre.
La alopecia o pérdida de cabello de origen genético y ligado a nuestra susceptibilidad individual en cuanto a la acción de las hormonas, es con diferencia la causa más frecuente de pérdida capilar. Pero hemos de tener en cuenta que hay otras causas que lo provocan y que muchas de ellas son reversibles.
Enfermedades que causan caída del pelo
Algunas de ellas son enfermedades relativamente frecuentes. Dentro de ellas vale la pena en primer lugar valorar algún síntoma o signo que conlleve a la pérdida de masa capilar.
Entre ellos destacaríamos los procesos febriles de causa muy diversa. Es muy frecuente que tras cuadros de fiebre de media a larga duración perdamos pelo. Un claro signo suele verse en la almohada, dado que el exceso de temperatura lesiona de una forma importante nuestro bulbo capilar, motivando una pérdida excesiva de cabellos. Un ejemplo cotidiano de los efectos negativos del exceso de calor es el uso rutinario de secadores de cabello por aire caliente o planchas del pelo, lo cual es desaconsejable.
Otro signo que hará sufrir a nuestro pelo son las anemias, que pueden estar motivadas por menstruaciones abundantes en la mujer y pérdidas de sangre en varón por hemorroides, ambos procesos cronificados. Si no ponemos solución, tanto una como otra producen pérdidas de hierro, un elemento muy importante en la génesis y mantenimiento de nuestro pelo.
En definitiva, es importante que conozcamos y valoremos cómo afecta el estado de salud al cabello. Si no se toman las medidas adecuadas para una correcta recuperación, el pelo puede sufrir también las consecuencias.