Los primates y los seres humanos tienen un gran número de semejanzas, algunas de las cuales son relativas al pelo. Y es que los primates, al igual que otros mamíferos, no están a salvo de sufrir alopecia al tener también el gen que la produce.
Se trata de un proceso natural cuyas causas son las mismas que en el ser humano. Desde el nacimiento tenemos definido cómo será nuestro crecimiento del cabello, y nuestros folículos capilares tienen un número máximo de ciclos. Cuando estos se agotan, dejan de producir pelo.
La alopecia de los primates también está relacionada con los andrógenos y ciertas características genéticas. Es decir, hay especímenes más propensos a sufrirla que otros. Cuándo y en qué grado se producirá, puede variar mucho entre especímenes.
Los chimpancés y los orangutanes, por ejemplo, llegan a presentar calvicie total en la edad adulta. La alopecia es especialmente curiosa en los cacajaos de Sudamérica (también conocidos como guacarís), que tienen el cuerpo cubierto de pelo pero que presentan una cabeza totalmente calva.
La pérdida de pelo en los primates, como en los seres humanos, es un proceso lento en el que la edad también juega un papel importante, dado que el paso del tiempo va agotando el ciclo de los folículos. Una vez que se agota este ciclo, la situación es irreversible.
En cuanto a las partes más afectadas, la calvicie en los primates se localiza principalmente en la parte frontal. Esto es algo que también les ocurre a las personas, lo que evidencia que entre unos y otros hay verdaderas semejanzas en cuestiones capilares.
Y aún hay más similitudes. Además de las causas estrictamente genéticas, hay elementos temporales que pueden precipitar y acelerar el proceso de pérdida de pelo. Uno de ellos es el estrés. Los primates también lo padecen y sufren sus consecuencias, algo que suele ser común en los animales que están en cautividad. En esos casos, las condiciones ambientales en las que se encuentran juegan un papel muy importante.
Otra causa que suele afectarles, igual que a las personas, es la alimentación. Las épocas de sequía conducen a un empobrecimiento del equilibrio en la dieta, escaseando ciertos nutrientes necesarios para la salud capilar