N. Jiménez. Psicólogo colegiado: M-20.181
El estrés postraumático es un tipo de trastorno de ansiedad que puede ocurrir después de que una persona haya presenciado un hecho traumático o un acontecimiento estresante que haya amenazado su integridad física.
Sucesos como atentados terroristas, agresiones sexuales o situaciones de violencia pueden hacer que este trastorno aparezca, pudiendo tener influencia en el pelo de la persona que los padece.
Antes de detenernos en cómo puede afectar el estrés postraumático a la salud capilar, es importante resaltar que no todo el mundo que vive un hecho de este tipo sufre dicho trastorno. Para ello debe tener otros síntomas como:
– Recordar con horror lo sucedido (mediante pensamientos recurrentes o sueños)
– Padecer malestar psicológico intenso (pensamientos obsesivos, ansiedad, tristeza…)
– Evitar aspectos relacionados con el trauma (si este ha sido un accidente de coche, la persona que lo sufra podría llegar a desarrollar miedo a subir a uno).
La relación entre el estrés postraumático y el pelo se debe a que es una situación que podría desencadenar la aparición de síntomas físicos. Algunos de ellos afectarían directamente al cabello de la persona, haciéndolo más frágil o haciendo que éste se vuelva gris.
La fragilidad del cabello haría que se quebrara con mayor facilidad, habiendo riesgo de que se cayera. No es lo más habitual, pero también podría llegar a pasar que el pelo se cayera de una manera mucho más agresiva después de haber sufrido un trauma. Cuando esto ocurre, suele pasar en zonas muy localizadas de la cabellera que pierden todo su pelo en muy poco tiempo.
Suele ser habitual en las personas que sufren de estrés postraumático el referirse al hecho que ha motivado el inicio de este problema como un evento que les ha cambiado la vida para siempre. Así que cualquier síntoma físico que antes no se tuviera podría reforzar esta visión y complicar mucho la recuperación. Cada vez que se miren al espejo y vean el daño que ha causado el estrés, esta idea se fijaría más en su mente, pudiendo aumentar los recuerdos del hecho traumático y elevando la ansiedad.
Este último síntoma se podría llegar a convertir en un obstáculo para frenar la recuperación psicológica de la persona que sufre este tipo de trastorno. Pero si la persona que sufre estrés postraumático busca ayuda profesional para tratar su problema, podrá estabilizar su estado de ánimo.
Esto supondría que los síntomas irían remitiendo, incluso los físicos como la fragilidad de cabello o la calvicie en zonas localizadas producida a raíz de sufrir el trauma.
El tratamiento del estrés postraumático suele combinar una serie de técnicas psicológicas como la cognitivo-conductual (reestructuración cognitiva, relajación, exposición a hechos relacionados con el trauma, desensibilización…), tratamientos farmacológicos y terapias de grupo.
Además de las técnicas psicológicas, se puede combatir el problema con tratamientos cosméticos para cuidar, reforzar y frenar la caída del cabello, como champús con vitaminas específicas para el cabello y extractos de plantas que retrasen y frenen el ciclo capilar. Por ejemplo, complementos nutricionales con L-Cistina que refuercen la estructura del cabello, lociones que incorporen extractos de plantas que retrasan el ciclo capilar, con vasodilatadores que mejoren la microcirculación capilar y con vitaminas específicas para el cabello.